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18/3/12

Mister López. Cuento escito por Diego.

Mister López
Primer viaje a la dimensión de los leones de plata

Introducción
Presento este divertido personaje con el fin de divertir a la gente que lo lea. Quiero que los niños lean en casa, porque cuándo lees un libro es como si te adentraras en una aventura de la que te están contando los personajes. Los libros se convierten en una casa donde se guardan las palabras y las letras. Cuando leas este libro entrarás en mi imaginación. Dejar las vídeo consolas y leer este pequeño libro.

Una mañana como tantas
Soy Mister López, trabajo en la perrueditorial- ah vale, vale, que todavía no os he hablado de que este mundo es de perros, ¿ no? Todo el mundo son perros, mi familia y todo el mundo.
Mi familia y yo somos pastores alemanes, stronger mi primo, y rebeca mi hermana viven conmigo. Mi mejor amigo es un rottweiler llamado Nico.
Esa mañana estaba super agobiado. No paraba de oír que si Mister has terminado el libro, que si has hecho las poesías que te pedí . . .
Yo estaba escribiendo el último libro que me quedaba muy concentrado cuándo oí un estruendo en la ventana. Era una paloma mensajera que me traía una nota. Así empieza la aventura.

Un desafío misterioso

En la nota había escrito un desafío que decía “Te desafío a ver quien aguanta mas en el castillo de la montaña misteriosa” y era anónimo.
Quería ir pero no ponía ni hora, ni día, ni nada. Me olvidé de la nota y seguí escribiendo el libro que tenía que terminar para la semana siguiente.
Al día siguiente volví a mi trabajo tenía que terminar el libro ya.
Me puse a terminarlo y otra vez oí un estruendo en la ventana pero esta vez rompió la ventana porque estaba liada en una piedra. En la carta el anónimo escribió te espero en la montaña misteriosa, para el desafío mañana a las cinco y media de la tarde; No faltes. Me quedé sorprendido. Por un momento sentí hasta miedo, pero pensé: tengo que honrar a mi raza pastor alemán y tenía que hacerlo.
Pero no pensé que tenía que terminar el libro, así que me puse a hacerlo. Terminé a las tantas de la madrugada pero lo terminé. Ya tenía tiempo de hacer la maleta y preparar toda la comida para poder sobrevivir los días que durara el desafío

El día de la verdad
Yo iba súper cargado porque en la maleta llevaba: zumos energéticos, bocadillos de jamón, chuletas, huesos de todas maneras, unos rociados de aceite otros de mayonesa y hasta de salsa alioli. Pero antes de preparar la maleta lo que hice es llamar a mi mejor amigo Nico para no estar solo. No es que sea cagón es que si no me aburriría. Mi amigo y compañero Nico es fuertísimo ya que su raza es una de las mas fuertes del mundo.
Cuándo se lo dije me dijo que claro que sí y yo me puse tan contento que le ayude a hacer la maleta para el desafío.
Cuando la hizo fuimos de camino.Tardamos en llegar seis horas . Por el camino nos encontramos muchos peligros como:
serpientes muy peligrosas que tuvimos que matar, perros vagabundos que no querían que entrásemos en la montaña pero llegamos.
Cuándo ya estábamos en la mansión esperamos un rato y de la nada se abrió un agujero negro que nos absorbió rápidamente.
Empezamos a caer, y a caer, caer, caer, caer, caer, y más caer.
Hasta que llegamos abajo y nos desmayamos.

En otra dimensión
Nos despertamos en unas mazmorras y no sabíamos por qué.
Llamamos a gritos al guarda y cuando se acercó yo le dije: tenemos derecho a un perruteléfono, y el contesto con una voz muy grave:
  • Que dices eso no existe.

    Cuándo nos quisimos dar cuenta nos enteramos que estábamos en la dimensión de los leones de plata. Mi amigo Nico me dijo tenemos que salir de aquí a mi manera vale, y yo contesté ¿como?. Nico llamo al guarda de nuevo y le dijo que se acercara. Éste se acercó y le pegó un golpe que le obligó a tirarse en el suelo. Una vez que el guarda estaba en el suelo inconsciente le cogimos las llaves y abrimos la puerta. Estábamos ya en las calles de esa extraña dimensión y todo lo que rondaba eran leones y personas como en el planeta tierra. Nos sentamos en el suelo a recapacitar lo que había pasado cuándo la barriga de Nico y la mía rugieron. Dijimos vamos a comer algo de lo que nos hemos traído y nos dimos cuenta de que se nos habían perdido las mochilas en la caída. Los dos a la vez chillamos ¡¡¡¡¡¡¡¡¡NO!!!!!!!!!! ¡¡¡¡¿POR QUÉ A MI ? !!!!.
Que llega el rey león
De tanta hambre nos dormimos en la acera. Al día siguiente nos despertamos tarde. Según el reloj de la portada daban ya las doce y media y estábamos hambrientos. Delante de nuestra vista se presento una limusina muy grande, por lo visto era el rey que quería vernos.
Nos llevó a su castillo y nos dio mucha comida. Nos dijo que teníamos que ayudarle a recuperar a su hija la bella princesa de la dimensión de los leones de plata.
Nosotros respondimos:
  • claro que si te ayudaremos.
    Cuándo acabábamos de comer toda la comida entraron unos guerreros y unos carros muy grandes, en esos carros llevaban los caballos para nosotros y las armaduras.

Conociendo el castillo de el Rey León
Nosotros nos estábamos poniendo las armaduras cuándo el rey intervino y dijo:
  • Esperad un poco primero tenéis que ver el castillo.
No contestamos, pero el rey seguía hablando que si su esclavo os tenía que enseñar el calabozo, el vestuario, el cobertizo, el comedor, y se tiro así más de media hora.
Llamó a su esclavo con un silbido y le dijo algo que no entendimos ni Nico ni yo. Dijo algo que era en su idioma a su discípulo llamado Mactón. Cuándo terminó el rey nos dijo: que os divirtáis guerreros perrunos.
El esclavo dijo:
  • Venid por aquí amigos.
  • Nosotros contestamos. Vale Mactón.
Primero nos llevó a los calabozos que olían fatal. Él nos dijo
  • estos son los calabozos guerreros, son un poco asquerosos.
  • Yo conteste gritando. ¡Son asquerosos pero requeté muy asquerosos.
Mi amigo Nico dijo: Vámonos de aquí que nos vamos a desmayar.
Ahora vamos al comedor. Contestó Mactón.
Este es el comedor chicos. Miradlo y observarlo pero no toquéis nada que se pueda romper. Nos advirtió Mactón.
Mi amigo Nico cuándo vio los manjares que había en las encimeras iba a comérselos pero Mactón no lo dejó.
Yo observaba todo detenidamente porque presentía que en aquel castillo había gato encerrado.
Miré las despensas, por si había algo, pero no encontré nada. También miré el frigorífico y tampoco encontré nada. Pero mientras yo estaba mirando la comida envasada, Mactón me tocó el hombro. Me asuste. Él me dijo:
  • No rebusques nada perro glotón.
  • Yo le contesté. Vale, a tus ordenes Señor Mactón con una voz burlona.
Lo próximo que nos enseñó fue la biblioteca.
Todo estaba llena de estanterías con libros. Había miles y miles de libros. Yo quería leerlos todos,pero no teníamos demasiado tiempo. Asi que Mactón solo nos daba 10 minutos para que viéramos cada sala. Me paré un momento a leer un libro, pero Mactón no nos dejo más tiempo.

La segunda parte del castillo
Ahora tocaba ver el cobertizo que era dónde el rey guardaba la paja para dar de comer a los caballos, los rastrillos, las palas, los picos y muchísimas cosas más.
Nico se acostó en la paja haciendo un gesto de sonrisa y yo le dije: A ver si te vas a dormir Nico.
No te preocupes, mira -me contestó-.
Yo seguía mirando cada milímetro de tierra todo pero no veía nada. Era muy raro.
Salimos de el cobertizo y fuimos a la sala principal. Ahí si que Mactón nos dijo que no tocásemos ni que hiciésemos nada, solo mirar porque allí era donde el Rey leía sus libros.
Yo miraba muy atento porque era la única sala que quedaba por ver y todavía no había encontrado nada. Una voz invadió la sala diciendo:
  • ¡Mactón! . Era elzapatero del rey. Mactón contestó con una voz baja:
  • Que Birlech.
  • ¡ Ven aquí! . El Rey te busca.
  • Voy.
Mactón nos dijo:
  • Esperad aquí caballeros perrunos, ahora mismo vengo.
    Nico contestó:
  • Vete tranquilo cosa verde.
Cuándo se fue yo aproveché para mirar y tocar todo lo que veía por si encontraba algo. Estaba mirando un jarrón muy bonito. Cuando miré de reojo un cuadro que estaba apoyado en la pared. Me acerqué y aparté un poco el cuadro. Era un pasadizo pero tenía una combinación para abrir la puerta.
Me puse a buscar por todas partes la combinación, Nico me dijo:
  • ¿Qué haces?
  • Estoy buscando la combinación de esta puerta para ver lo que hay al otro lado. Contesté yo.
Mi amigo se puso a buscar también cuando pegó un grito y dijo:
  • Lo tengo Mister. Yo dije:
  • ¡Genial! Gracias Nico.
Me lo dio y yo me puse a poner la combinación y la puerta se abrió. Yo le dije a Nico:
  • Tenemos que ver lo que hay por aquí.
  • Pues claro, yo siempre estaré a tu lado. Me dijo Nico.
Entramos en ese pasadizo cerrando la puerta para que no se dieran cuenta. Íbamos andando muy despacio porque allí cada paso que dabas se oía muchísimo.

El pasadizo secreto
Aquello era gris porque estaba todo. Estaba forrado de metal atornillado. Llevábamos ya unos quince minutos andando pero encontramos cuatro puertas. Se podían abrir perfectamente y nos decidimos por la primera de la izquierda. Cuándo abrimos solo había monedas y monedas de oro, bueno también había coronas de plata y bronce y espadas de oro macizo, hasta había pepitas de oro. Nico lo único que hacia era revolcarse entre las monedas de oro. Yo cogí prestada solamente una pepita de oro porque me gustaba una serie que en algunas ocasiones decían “Si es que de aquí pepitas de oro”
Le dije a Nico:
  • Vámonos ya, que no tenemos tiempo.
  • Vale venga, pero ahora hay que buscar la salida
Yo me percaté a la salida y Nico iba detrás mía.
Salimos y abrimos la segunda puerta. Hacía muchísimo frío. Todo estaba helado, se debía a las esculturas de hielo que había dentro del cuarto. En aquel inmenso cuarto había muchísimas esculturas de hielo y hacía muchísimo frío. Todo estaba Helado.
Yo admiraba la mas bonita de todas, una escultura de un león con un domador cogiéndole de la mano. La observaba y la observaba hasta que Nico dijo:
  • AAHACCH.
Lo que había pasado es que Nico intentó chupar una estructura y la lengua se le quedo pegada.
Le cogí de la cintura, tiré y se la despegué.
Una vez que habíamos visto eso, nos fuimos de aquel cuarto y fuimos al tercero.


La segunda parte de el pasadizo secreto

Entramos y lo que vimos era una sala grandiosa con un ordenador enorme en el centro. Me puse a ver lo que había en el ordenador por si había algo interesante. No había nada, solo documentos del rey que eran muy íntimos y que yo no quise mirar. Lo único que mire fue una foto de la princesa, que por cierto era bellísima. Me quedé mirando la foto un buen rato. Cuando me quise dar cuenta ya habían pasado veinte minutos y todavía no habíamos salido de allí. Miré a Nico porque él estaba fijamente mirando a la pared. Yo miré donde miraba él. Había una foto del rey y de la princesa que todavía no sabía como se llamaba.
Salimos de allí pitando porque todavía nos quedaba un cuarto de hora. Abrimos el último cuarto y había una cosa horrible. Era una sala de castigo. Había unas cadenas magnéticas para que los que iban a ser castigados, pero lo peor era lo que había en el centro una silla eléctrica. Nico se iba a sentar en ella pero yo no lo dejé.
No quería seguir allí, asi que nos fuimos rápidamente.
Salimos del pasadizo y cerramos la puerta con la misma combinación y pusimos el cuadro encima. Cuando íbamos por los pasillos Mactón nos vio y nos dijo:
  • Eh, dónde estabais guerreros perrunos.
    Yo conteste:
  • Nos habíamos perdido.
  • Nico dijo:
  • Si eso.
    Pues vamos que el rey os está buscando como un loco.
    Fuimos con él hasta la biblioteca. Allí estaba el rey que dijo:
  • Guerreros dónde estabais.
    Mactón no dejó que nosotros habláramos:
  • Estaban perdidos mi señor


La casa del Dragón

El rey nos dijo que la casa del Dragón era un volcán.
Yo dije asombrado:
  • ¿Eso es verdad?
    El rey contestó:
  • ¡Claro que es verdad! Por eso os pido que tengáis cuidado cuándo vayáis a salvar a la princesa.
El rey nos explico que teníamos que entrar dentro del volcán.
Nos explicó que teníamos que entrar primero por la tierra, porque el único que podía entrar por la puerta era el Dragón y porque había una cascada de lava.
Nosotros dijimos que lo que hiciera falta lo haríamos y lo conseguiríamos.
El rey nos dijo por último:
- Por favor guerreros perrunos. Tenéis que tener mucho cuidado. Id rápido porque el terrorífico Dragón le quitará toda su energía.
- enseguida -le contestamos-.
El rey estaba muy contento porque sabía que los conseguiríamos.
Nos preparamos - es decir- , nos pusimos las armaduras, nos armamos con una espada y un hacha cada uno.
También llevábamos mochilas con zumos de piña para cuándo tuviéramos sed.

En el volcán del Dragón

Bien preparados empezamos con el camino. Cuándo llevábamos medio camino, nos encontramos a un caballero negro que nos preguntó donde íbamos.
  • Caballero nosotros vamos al volcán del Dragón a rescatar a la princesa -le dijo Nico, ingenua y tontamente.
El le respondió:
  • Por eso mismo estoy aquí, para no dejar que nadie entre en el volcán de mi señor el Dragón.
  • Pues tendremos que pelear. Le contestamos.
El caballero fue a por mí, pero Nico no le dejó que le diera tiempo de darme una patada. Nico le dio un puñetazo y lo tiró para atrás. Mientras que Nico le entretenía yo le mordí el costado.
El chilló y dijo:
  • Vale, vale vosotros ganáis.
Nosotros le atamos con una cuerda a un cactus y seguimos nuestro camino.
Llegamos al Volcán; estaba erupcionando. Al lado del Volcán empezamos a escarbar hasta que hicimos un hoyo que llegó hasta dentro del Volcán.

La gran batalla

Seguimos el camino por dentro del Volcán. Teníamos que ir con cuidado porque del suelo salía humo ardiente.
Llegamos a una habitación con luz rojiza; estábamos en una habitación en la que pasaba un río de lava.
Cuándo entramos vimos al Dragón de espaldas y a la princesa en una jaula colgada de la pared. Nos escondimos rápidamente para que no nos viera. observamos un rato y el Dragón estaba haciendo un aparato que tenía un agujero, hizo una prueba con un gato y lo que paso me cuesta decirlo, se quedo seco debido a la perdida de energía.
Ahora le tocaba a la princesa, asi que teníamos que actuar, Nico pegó un brinco y se echó encima de él; le pegó un mordisco en la oreja. El Dragón pegó un grito que hizo retumbar todo el volcán.
Nico bajó y cogió una cuerda que había tirada en el suelo. Empezó a dar vueltas muy rápido alrededor del Dragón hasta que la cuerda se enredó entre sus piernas y el dragón se cayó.
Cogí el aparato que quitaba la energía y le absorbí toda la energía hasta que se quedó seco como un desierto.
Nosotros bajamos corriendo a la princesa y le dimos un zumo para que no se deshidratara.

Un gran encuentro

La llevamos a su castillo. El Rey se puso tan contento que dio saltos de alegría. La abrazó durante un rato y nos dio 100 monedas de oro. El rey nos invitó a una cena familiar y nosotros asistimos alegres.
Hubo de todo, música, comida, bebida, mucha más comida y más música.
Nos lo pasamos divinamente en el castillo, así que nos quedamos una noche más, porque acabamos muy tarde de la cena.
Nico se durmió rendido en la cama y yo también me rendí, después de un día tan activo.
Al día siguiente no nos podíamos ni levantar de lo cansados que estábamos del día anterior.
No queríamos, pero, teníamos que hacerlo. Así que le pedimos al Rey que nos mandara de nuevo a casa y él nos dijo:
  • Claro que si guerreros perrunos, aunque no quiero que os vayáis tan pronto. Os mandaré a vuestra casa.
  • Muchísimas gracias mi majestad.
Nos mando a nuestra tierra. Todo estaba tranquilo en la calle. Entramos a mi casa y cuando encendí la luz, toda mi familia y la de Nico estaban allí para recibirnos.
Nosotros nos alegramos mucho y abrazamos a nuestra familia.
FIN

14/10/11

Cuentos de solidaridad


Solidaridad en letras: “ El hambre “

Hacía mucho tiempo que no podían comer en el Norte de Sprinfield. Los huertos no daban comida, de los árboles no crecían frutos, no había animales bastantes de los que alimentarse y las tiendas habían cerrado.
Enrique visitó a su abuelo porque le quiere mucho. Lo que Enrique no sabía que su abuelo estaba enfermo.
- ¿Abuelo, que te pasa?
Éste contestó:
- Necesito algo que comer. La única solución es que vayas al antiguo molino, y allí encontrarás comida.
Enrique se puso en marcha y al llegar al molino abrió las puertas, pero no había nada, las hortalizas y mazorcas estaban marchitadas.
En una esquina vio una mazorquita muy pequeña, pero con eso bastaría.
Al salir del molino observó un potrillo y le dio tal lastima que le ofreció cuatro granos de la mazorca. Enrique no se enteró que la mazorca se hizo más grande y con mejor aspecto.
Al rodear la esquina, alguien estaba tirado en la acera, era su profesor de ciencias y le dio cinco granos debido a su forma física.
Cuando llegó él no era el único que estaba allí.
Un hombre paliducho, con ropa muy sucia y que no conocía se encontraba en el suelo.
Enrique corrió y le dio la mazorca, el hueso se hizo tan grande que se cayó al suelo.
De ese hueso se formaron mazorcas, frutos y hortalizas. Su abuelo se curó y ese hombre desapareció en un destello.
-Es un milagro- dijo Enrique, y su abuelo dijo, no, es la solidaridad de un niño bueno como tú, que es capaz de hacer milagros.

Luis López Nájera.


Solidaridad en letras: “ El niño desagradecido “

Erase una vez un pueblo en el que había mucha hambre. Personas y animales se morian poco a poco. Un niño el mas desagradecido del pueblo tenía pena porque su madre se moría.
La madre dijo: Hijo necesito comer algo. Ve al bosque prohibido. Allí hay un árbol del que salen bellotas. Coge las necesarias para quitarme el hambre.- dijo con voz apagada- .
El hijo le contestó: Pero tendré que ser solidario. - Dijo con voz de enfadado - .
La madre: Hazlo por mí dijo mientras se iba debilitando.
El niño salio a toda prisa hacia el bosque prohibido. Mientras que iba caminando se encontraba a varios animales que pedian comida. Pero el niño pasaba de largo sin hacerle caso. Cuando por fin llego a la encina se dió cuenta, por las ardilla que se lo dijeron, de que solo producía una bellota al día. Alli se tiro una larga semana para conseguir las bellotas que tanto quería.
Mientras volvía a su casa se encontró con seis animales tirados en el carril. Le dio mucha pena y entonces le abrió la boca a todos los animales y le dió una bellota a cada uno. Solo le quedaba una bellota y de la rabia tiró la bellota hasta al lado de su casa. El niño se dió prisa en llegar a su casa y de repente le dió cosquillas en la barriga por lo que había hecho. Cuando llegó a su casa había una enorme encina que producía bellotas. Cogió muchas bellotas y se las dió a su madre. Su madre se puso mejor. Y ese pueblo nunca volvió a pasr hambre.

Marcos. Medina Rodríguez.


Solidaridad en letras: “ La Roca Negra “

En un pueblo muy lejano y muy pobre en el que no había vegetación ni nada parecido, Una madre y su hijo vivían en una pequeña casita. El pequeño enfermó de fiebres blancas que se fueron pegando los compañeros de su cole. ( Un cole, tampoco muy acogedor, es más, con solo una clase y hecha de mantas....) Los niños enfermaban, uno detrás de otro. La madre fue a una curandera y esta le dijo que existía una medicina: la roca negra líquida. Era una planta dura, como la piedra, y negra, como el grafito, que se cocía y se comía, como si fuera un caldo o sopa. La madre cogió una navaja y se fué en busca de la medicina.
La roca negra yacía en Blackrok, que era un pueblo de ingleses sanísimos gracias a la roca negra, pero que la deshabitaron porque había problemas en su ciudad natal.
Allí había un niño con el pelo rapado y una gran luna creciente en el cráneo, una marca de nacimiento. Estaba sentado y la madre se acercó a el:
-¿Te pasa algo?- preguntó la madre.
-No.- respondió él y se puso un gorro en la cabeza, para que no se la viese.

Y siguió buscando. Halló una mina enorme y entró en ella porque vió un cartel que decía: “Roca Negra Líquida”. Allí había millones de plantitas negras con muy buen aspecto. Cogió un cubo que había allí y cortó cientos de ellas. Tan contenta la madre volvió con su hijo y se encontró de nuevo con ''el chico de la luna''. Este tosía y estaba muy pálido. La madre le dió un cuarto de todas sus plantas.

- Gracias, lo necesitaba.- dijo alegre el chico.

Cuando llegó a su pueblo la gente le pedía plantas para sus hijos y la madre solo se quedó con un brote.
Se fué para su casita y vió a una mujer con un bebé llorando en sus brazos y la mamá le dió su último brote al pequeño, pero ella se quedo sin nada. De pronto surgió de la nada el chico de la luna y se acercó a ella:

- Toma, para tu pequeño.- Y le ofreció la mitad de brotes que ella le dio cuando lo necesitaba.

La mamá se quedo sin palabras pero de pronto:

- Por favor, quédate en mi casa, yo te cuidare, y no tendrás que preocuparte por tu salud.- dijo ella
Pero el chico se negó, le dió las gracias y ascendió hasta desaparecer en el cielo y cuando llegó, brillo una estrella dorada y enorme, que cayó en el suelo en forma de oportunidades:
dinero, comida, ropa... y una nota en un sobre rojo. . . ''Ayuda a los demás como ahora, así, serás feliz. Firmado: El chico de la Luna.

Julia María Ortiz Serrano


Cuento: La valentía

En un patio de un colegio, muy lejano... Reinaba un niño llamado "Iván".El niño era un matón que asustaba a todos los niños del colegio. Les quitaba el bocadillo a los niños para comérselo él, y le pedía dinero para dejarles entrar al servicio. Nadie se atrevía a contradecirle. A escondidas, los niños se lo decían a la maestra, pero siempre, sacaba alguna absurda excusa para librarse.
Un día un chico que se llamaba Juan se enfrentó a él, y él lo llevó a su "cárcel" que era un armario viejo, con ruidos terroríficos, y no había ni una rendija de luz. Su mejor amigo, no quería que sufriera allí y fue a rescatarle. Cuando ellos salían por la puerta, él que entraba. Pero fue fácil librarse de él, por que como se había comido todos los bocadillos de los niños, estaba muy gordo, y no los consiguió alcanzar.
Iván avisó que la próxima vez que le contradigan o se chivaran a la maestra, les encerraría en el terrorífico armario viejo, que lo cerraría con llave y después la tiraría al río.
Juan muy disgustado y lleno de coraje dijo:
- ¿Por qué haces esto?
- Porque cuando yo estaba en primero de primaria me lo hacían a mi.
-¿Y a ti te gustaba que te hicieran eso?
-No, para nada
-Entonces no lo hagas tú.
-Es que cuando me lo hacían a mi, yo también sentía grandes deseos por hacérselo a ellos.
-Pero a nosotros no nos gusta que nos lo hagas
-Y a mí que, yo solo me preocupo por mí... No por renacuajos como vosotros.
Al día siguiente Iván estaba más enfadado, y empezó a pegar a todo el mundo, especialmente a Juan, ya que fue el que le desafió y le hizo enfadar.
Todos los días, los niños aguantaban su tortura, y claro, como no, Iván estaba muy contento y el creía que lo que hacía estaba bien... Pero se equivocaba... No sabía el daño que estaba haciendo a los niños.
Juan ya no soportaba más... Y se lo dijo a sus papás... Y éstos le dijeron a Juan, que por que no se lo había dicho antes, y que iban a hablar de inmediato con la maestra.
Hablaron y la maestra le dijo que disimuladamente en el recreo, se iba a fijar en lo que hacía. Al día siguiente lo pilló cobrando a un niño por ir al servicio...
Entonces la señorita llamó a los padres de Iván y le castigaron...
Desde ese día no volvió a reinar en el recreo, pero le costó acostumbrarse a que ya no era el más importante en la escuela.

Moraleja: Si te pasa algo, o te ocurre algún problema, lo mejor que puedes hacer, es contárselo a algún adulto, que sepas que te puede ayudar.

Virginia de Castro Merino


Cuento: Los milagros

En tiempos antiguos, había una mujer, que estaba muy enferma.
Ninguna medicina le podía curar, solo con una manzana pero esa manzana era mágica. Si eres solidario, se iba convirtiendo en bronce, en plata, en oro y en oro aún mas brillante.
Un niño que quería mucho a la mujer, fue a buscar la manzana.
Buscando, encontró esa manzana, pero tenía que conseguir, convertirla en oro resplandeciente, para que curase a la mujer, que estaba enferma.
La cogió y de pronto encontró una mujer que tenía hambre, le dio un bocado, y la manzana se convirtió en bronce, pero el bocado, permanecía.
Encontró un pato que estaba malo, arrancó un pequeño trozo, se lo dio y sanó
La manzana se convirtió en plata, pero seguían los dos trozos.
El niño echó a andar. pero su amigo apareció de repente, y le dijo que le diera un poco. Se lo dio y su amigo tenía mejor aspecto.
Decidió ir más deprisa, porque si no, no le iba a quedar para la mujer, cuando iba a entrar a la casa un niño pequeño le pidió, y el le dio muy poquito.
Cuando llegó a los piés de la cama de esa mujer, se echó a llorar. Vio que no quedaba nada en la manzana. Tiró la fruta al suelo y abrazó a la mujer. Se fijó en que el suelo estaba brillando.
Salió un tronco, luego ramas, después hojas y por último un montón de manzanas de oro brillante.
Le dio una a la mujer y esta sanó. Le dijo al pequeño y solidario niño, que era un valiente, y que gracias a el ella no estaba enferma, por que fue el único que se atrevió a ir a por la manzana.

Virginia de Castro Merino.



Rodri

Rodri era un chico de once años. Tenía el pelo castaño, los ojos marrones, nariz pequeña y una bonita sonrisa. Era un chico alegre y se llevaba bien con todos sus compañeros.
Le gustaba mucho hacer deporte y sobre todo le gustaba jugar a balonmano. Iba a todos los entrenamientos y se esforzaba mucho, pero tenía un pequeño problema, que tropezaba constantemente y se caía al suelo. Su coordinación era mala y hacía buenos pases y gracias a él algunos de los tantos de los partidos han hecho ganar.
Un fin de semana la vecina invitó a Rodri y su familia a ir al campo. La casa estaba cerca de un bosque con árboles muy altos, llenos de alegres pájaros, que desde que salía el sol estaban cantando. También había un riachuelo con agua muy clara en la que se veían saltar y nadar pequeños peces.
Cuando llegó al campo, vio que allí podía entrenarse para superar su problema. Saltó entre los árboles, nadó en el riachuelo y cuando estuvo cansado se sentado a la sombra de un árbol y se durmió. Soñó que un zorro se sentó junto a él y empezaron a charlar.
- ¿ Rodri, que te pasa ?
- Me gusta mucho jugar a balonmano, pero tengo mala coordinación en los pies.
- ¿ Y por qué crees que tienes mala coordinación ?
- Porque tropiezo con mis pies.
- Es porque tienes poca seguridad en ti mismo.
Rodri se despierta, y al día siguiente tiene un partido. Cuando tiene que hacer la coordinación , piensa en lo que le dijo el zorro. Y desde ese día no ha vuelto a tener miedo por hacer un mal partido.
David Ruíz Perales



El Ser Supremo”
Hace cien años existían unas criaturas llamadas ponpata liderados por un Ser Supremo llamado Pupatí. Con su tambor sagrado que le ofrecieron los ponpata creaba ritmos de la felicidad para que a las personas necesitadas se le ocuparan sus necesidades. Así estuvieron varios años hasta que … un día apareció … una antigua tribu.
Esa tribu provenía de lo más oscuro y profundo del Inframundo y se llamaban menkus. Kuneri, su gobernante poseía una flauta enrevesada que, al contrario que el tambor sagrado, hacía pobre e infeliz a la gente. Los ponpata y los menkus eran enemigos acérrimos desde el primer día y eso dio lugar hace mucho tiempo a la famosa “Guerra musical”. Al final ganaron los ponpata y por eso los menkus se querían vengar destruyendo el tambor sagrado y haciendo pobre a toda la gente. Así que, una noche, mientras Pupatí y los ponpata dormían tranquilamente, los menkus junto con Kuneri entraron al campamento y con sigilo cogieron el tambor sagrado y se marcharon. A la mañana siguiente cuando Pupatí no encontró el tambor sagrado se enfadó mucho y supuso que los menkus y Kuneri estaban detrás de todo eso. Pupatí no quiso nunca llegar a eso pero los menkus no le dejaban otra opción. Mandó a los ponpata que cogieran armas para la batalla. Rápidamente cogieron lanzas, arcos, espadas, escudos, etc. Marcharon hacia el Inframundo y entraron en el campamento. Justo en el momento en que Kuneri iba a destrozar el tambor sagrado con su enorme y extraña hacha cuando Pupatí se lanzó sobre Kuneri y lo derribó. Tras él los ponpata empezaron a combatir contra los menkus. En un enorme despiste de Kuneri Pupatí cogió el tambor sagrado y se marcharon a su campamento. Los menkus enfadados fueron tras ellos y al llegar al campamento de los ponpata la lucha siguió. Cada momento, iban cayendo más ponpata. Quedaban ya muy pocos ponpata y Pupatí veía que llegaba el fin de los ponpata cuando de pronto en el horizonte se acercó una gran honda de luz. Apareció un gigante con forma de los ponpata. Pupatí preguntó quién era y el gigante con forma de ponpata contestó:
  • Soy el Gran Dios Jose Antonio y vengo para servir a la luz.
Cuando los menkus lo oyeron salieron corriendo y Kuneri en un intento desesperado de huir.
Pero fue en vano porque el Gran Dios desplegó hondas de luz que hicieron que los menkus y Kuneri se desvanecieran.
Después, Pupatí le dio las gracias a el Gran Dios y éste le dijo:
  • Allí donde haya luz y paz estaré.
FIN
Gabriel Sáez Mira

28/1/11

Microcuento: El halcón bueno.

Microcuento: “Un halcón bueno”
Había una vez dos aldeas de halcones que se disputaban quién era el mejor en la caza. Una se creía la mejor y otra se creían que eran mejores que ellos. Una de las aldeas siempre acababa usando la violencia.
Un día, un halcón de una de las aldeas quiso no disputarse el puesto pero los otros no quisieron apoyarle y se fueron. El halcón que se llamaba Peter se puso a pensar en un plan para que las aldeas vivieran pacíficamente.
Estuvo días y noches pensando hasta que, una tarde, mientras cazaban se fue a buscar una aldea. Acudió a la aldea de “Los Sabios” y los convenció de que vinieran para arreglar aquel problema. Llegaron y se pusieron a hablar intentando arreglar el asunto. Estuvieron toda la noche dialogando, y, al salir el sol, las dos aldeas se pusieron de acuerdo y nunca volvieron a pelear. Ahora lo hacían todo juntos. Al final la PAZ triunfó sobre las peleas y las discusiones.
Gabriel


Había un pequeño Halcón Bueno al que le gustaba rapear y que quería ser artista. Como era adolescente su madre no le dejaba marchar solo, pero el se escapó de casa. Se fué a la taberna del tío Luis y le dijo:
- Tio Luis, ¡ me voy para ser artista !
- Pero Halcón Bueno; eres todavia joven para ir solo.
- Bueno me da igual.Ese es mi sueño y lo realizaré.- y se fué.-
Fué a despadir de su " compi" de juegos y estudios Gabriel:
- Hola Gabriel.Me voy para ser artista y cantar canciones rapeando.
- Eres muy valiente Halcón Bueno.
- Ya lo sé por eso me voy.
- Puedes acortar por este camino.
- Gracias Gabriel.- y se marchó para emprender su camino a Hollywood.
Se adentró en el bosque (que era el camino que Gabriel le había dicho que fuera) y vio a cinco aves preciosas juntas. Él se acercó y dijo:
- Hola chicas, ¿como os llamáis?
- Hola, somos: Julia, Virginia, Cristina, Helena y María
- Ese chico es David que está haciendo un nido para los pajarillos pequeños.
- ¡Qué bien!. Yo quiero ser artista y poder rapear.
- ¡¡Qué guay!!.- Dijo Helena.- Yo quiero ser del grupo y ellas igual.
- Pues vamos todos.- Y se fueron.-
A mitad de camino se encontraron con Jose Manuel, Jesús, Pedro Angel, Adrián, Alberto y Álvaro.
- Hola chicos-Dijo Virginia- Halcón Bueno te presento a mis compañeros de clase.
- ¡¡Hola!!- Dijeron todos-
- Hola voy a ser artista rapeador. ¿os venis?
- ¡¡Si chaval!!- y todos se fueron.
En el final del bosque estaban: Marcos y Raúl Cañizares cantando.
-¡¡ Do, re,mi , fa, sol, la, si, do!!
- Hola- dijeron después de cantar.
- Hola, soy Halcón Bueno y voy a ser rapero, ¿os venis?
- ¡¡Claro!!
Y siguieron su camino a Hollywood. Ya tenían la canción preparada cuando alguien muy astuto se lo quitó. ¡¡Era el villano Jose Antonio!! Como le gustaban tanto las poesías y el bueno de Halcón Bueno recitó una y le puso bueno como un angelito. Siguieron su camino hasta Hollywood. Sus padres les pillaron por el camino y no tuvieron mas remedio que volverse cada uno a sus casas. La madre de Halcón Bueno dijo:
- Has hecho una cosa mal, mentir.
- Vale no lo volveré a hacer.
Y no volvió a mentir. Pero prometió no volver a escaparse de casa.

María Molina



Había una vez, un halcón al que le gustaba pintar. Todos los días se acercaba a la ciudad, para ver si alguien estaba pintando.

Un día cogió un pincel con el pico y en un folio de papel hizo una obra de arte. Un hombre lo vio como pintaba.

Cuando se acerco el halcón se asustó, pero comprendió que no quería hacerle daño.

El hombre le dijo:

- Quieres ser famoso,

- Halcón respondió que si pero, lo que me interesa es pintar.

Fueron al museo para ver en cuanto valoraban el cuadro. Le respondió que lo valoraba en dos millones de euros. El hombre dijo que se lo pensaría. Fueron al ayuntamiento y les dijeron que era el mejor cuadro que habían visto sus ojos y le daban 10 millones de euros por el.

Y el hombre se lo vendió. Desde entonces maltrataba al pobre halcón para que hiciera más cuadros.

Y le dijo que el pintaba por gusto, no por dinero y se fue.

José Manuel



El halcón bueno

Era un día nublado. Ya se acercaba el invierno. Un halcón tenía un hermano, y no se llevaba bien con el.

Su amigo y él decidieron ir a jugar. Su hermano, también quería ir, pero él no le dejaba...

Los dos jugaron mucho. Cuando ya se despedían, una ola de viento vino. Ellos desaparecieron.

Llegaron a una isla dónde había gente “muuuuy” extraña. Todos decían con su voz rara “comida comer quiero”.

Se asustaron mucho, pero sus madres estaban preocupadas.

El hermano del halcón también. Él era muy bueno. Salió a buscar a su hermano.

Pasaron los días y las noches y los dos amigas no aparecían. Su hermano se acercaba ya al lugar donde estaban ellos.

Los dos amigos estaban muy asustados.

Al fin su hermano los encontró. Se alegraron, todos volvieron a su pueblo.

A partir de ese día al hermano lo llamaron:”El hermano bueno” como quedaba muy “soso” lo llamaron: ¡El halcón bueno!.

Al halcón le gustaba mucho que le llamaran así.

Su hermano pidió disculpas, le dio las gracias y jamás se pelearon. Todos los días jugaban el halcón bueno su hermano y su amigo.

Se lo pasaban muy bien.

Virginia

Erase una vez un Halcón malo y otro Halcón bueno.

Siempre se peleaban que si esto estaba bien que si esto estaba mal; así todos los días. Pero un día se fue el Halcón bueno a ayudar a las personas y el Halcón malo se quedó en el sofá viendo la televisión comiendo cebras, leones, etc. Al rato se sentía solo sin peleas.Se sentía abandonado.

Quería hacer cosas nuevas. Por ejemplo ser un Halcón bueno.

M → No, eso es un poco aburrido. Pensó y pensó y no se le ocurría nada.

M → Bueno me conformaré con ser un Halcón bueno. Pero a quién le digo que me ayude.

M → Le tendré que pedir ayuda al Halcón bueno.

M → ¿Me puedes ayudar a ser un buen Halcón?

B → Vale, primero tienes que ayudar a la personas.

M → A sus órdenes

M → Ya lo he hecho, que bien me siento

B → ¿A que sí?


Inmaculada


1º Microcuento “ un halcón bueno “
Un halcón que era muy bueno, pero cuando jugaba a algo era muy malo. Él y su amigo el búho fueron a jugar al balonmano y no marcaba ni una. Se fue a su casa muy alegre pero no había marcado. Al día siguiente se fue a comer a casa de su amigo. Jugaron a la WII y al pilla pilla, luego se comieron un plato de sopa. Por la tarde fueron a la tierra y vieron a su amiga la serpiente. La serpiente les dijo
-Hola amigos ¿ qué hacéis por aquí ?
-nos aburríamos allí arriba
-Pues vámonos a la piscina y así nos bañamos
-Vale amiga
Se comieron una ensalada de cerdo crudo, gusanos con salsa de fresa. Al día siguiente se fueron todos a la escuela de Karate ,patinaje y balonmano y se fueron todos muy cabreados.

Tomás

Erase una vez un Halcón que estaba en su agujero de los Alpes, cuándo oyó gritos. Eran dos escaladores que se agarraron como pudieron para no caerse por la montaña.

El Halcón los cogió a los dos en el aire y los salvó.

Los llevó a su agujero e hizo una hoguera.

El Halcón les dijo:

- ¿ Que hacíais escalando los Alpes?

Ellos contestaron:

-Somos escaladores nos pagan por escalar.

Al dia siguiente el halcón los despertó y les dijo:

- Venga a desayunar

Ellos le dijeron:

- ¿ que hay hoy para desayunar?

y él les contestó:

-Huevos de Codorniz y no veas como me ha costado.

Ellos se los comieron encantados y muy agradecidos de que el halcón les hubiera traído la comida.

Cuándo terminaron, uno de ellos le dijo al halcón:

- ¿tu no comes?


Él contestó:

No, comed vosotros mientras podáis.

Ellos le dijeron:

-Nos llevas a nuestra casa.

-Ni hablar no podéis, por aqui hay unas águilas tenebrosas que solo quieren comer y si nos ven salir nos mataran y luego nos comerán- contestó el halcón-

Pasados unos días. Uno de ellos le dijo al halcón:

-Estamos muertos de hambre y no tenemos un buen refugio. El Halcón, muy decidido, salió volando.

Pasado un buen rato volvio el halcón destrozado. Ellos le dijeron:

-¿ Qué te ha pasado?

El le contó a los dos:

-He ido a ver si podía asustar a las águilas de aquí y lo he conseguido. Le he dado unas buenas palizas a todas y se han ido de aqui.

Luego los llevó a América que es donde vivían y todo se arregló.


Diego












18/5/10

El ciempiés barbudo

Un día un ciempies se imaginó a él con una barba. S e dijo que sería horrible.Entoces un mago malo le escuchó y le hizo un hechizo. Le creció una barba tan grande que llegaba al suelo. Fue a todos los peluqueros para que le cortaran la barba pero necesitaban ¡Mil tijeras¡. Ya no quedaba ni una peluqueria. Entonces dijo que daría lo que fuera para volver a ser como antes. Un mago lo oyó:
-Estás seguro?
-Sí.
Y entonces le cortó la barba y se quedó sin una antena, sin una pata y sin un ojo.

Andrés.

25/3/10

Guapa pero tonta

Érase una vez una niña muy guapa, que siempre se reía de sus compañeros diciéndoles que ella era la más guapa. Siempre estaba presumiendo. Nunca estudiaba ni hacía los deberes. Sólo pensaba en estar guapa. Cuando le dieron las notas suspendió todas las asignaturas y sus compañeros le dieron una broma diciéndole:
¡Guapa, guapa, pero tonta!
Alejandro

19/3/10

El muñeco cabezón

Érase una vez un muñeco feliz y alegre. Un día, su dueña, una niña llamada Émili dejó el muñeco en el suelo. Su madre lo pisó y el muñeco se quedó sin cabeza. Pero lo único que encontró fue un balón, y se lo puso en la cabeza. Entonces decidió llamarlo el muñeco cabezón.
Salvador

La rana dibujante.

A las 10:05 de la mañana. Una rana tenía el poder de que todo lo que dibujaba se revivía. Un día la rana no encontró su "superlápiz". Tan sólo podía llamar a un robot con un imán para que le ayudase, pero el superlápiz no aparecía. Así que intentó volver sobre sus pasos. Se acordó de que su único movimiento fue ponérselo en la oreja y lo volvió a hacer y allí estaba. Así pudo seguir siendo "superranana".
Diego

Érase una rana dibujante que siempre hacía el bien con sus dibujos. Un día la tarántula gigante fue y se disfrazó de arbusto y allí la tarántula gigante venenosa y malvada le atacó por la espalda pero la rana dibujante dibujó dos ranas más. Y entonces vencieron a la tarántula, la entregaron a la policía y colorín colorado...
Antonio Jesús.

15/3/10

El estuche del dragón

En un lejano país vivía un hermoso dragón. Era tan poderoso como un hada madrina, o sea, concedía muchos deseos. Un buen día sacó su barita mágica y apareció un precioso estuche, éste estaba lleno de paz, generosidad y felicidad. Todos los niños iban a visitarlo y le pedían un deseo que luego se hacía realidad. El dragón, al final, formó un país lleno de armonía, ya que su estuche contenía deseos muy sinceros.
Antonio Jesús

Érase una vez un joven dragón, llamado Daniel, que tenía un estuche mágico. Cuando iba a la escuela, como era muy vago le decía al estuche:
-Hazme los deberes.
Y el raro estuche los hacía.
Un día, en su clase, tocaba un examen y como siempre lo hizo el estuche. Pero cuando la "seño" dio las notas dijo:
-Daniel, cero.
Entonces Daniel se dio cuenta de que el estuche había hecho el examen mal.
Sus padres, enfurecidos, le castigaron al dragón un mes y Daniel aprendió una valiosa lección.
Salvador

Érase un dragón y su estuche. El dragón quería mucho el estuche, porque era muy bonito, de color amarillo y con redondeles rosas. Un día perdió el estuche. El dragón se puso triste. Su madre la dragona, le dijo:
-No te preocupes. Yo te compraré otro. Entonces el dragón y su madre la dragona fueron a la papelería y compraron otro igual. Así el dragón fue feliz.
Rocío Mira.

En un lejano país había un gran dragón. Allí podía guardar todos sus materiales. Tocaron a la puerta sus dos amigos y le propusieron ir de pícnic. Más tarda fueron al cumpleaños de su amigo Julián y en su estuche tenía los regalos.
Carmen.

Erase un estuche de dragón. Cuando lo compraban tenían que decir una palabra. Al principio se abría, después no. Le metían un papel, pero no podían verlo dentro. Por eso nadie compraba el estuche del dragón.
Marina.

En un lugar lejano, en la tierra de los dragones se encontraba un pequeño con mucha imaginación. Un día que fue a jugar a una colina se encontró un enorme cráter que antes no había visto. Bajó y lo inspeccionó. Se llevó una gran sorpresa al descubrir un estuche que parecía de fuego. Lo abrió y encontró todos los colores del mundo. Pero lo mejor de todo es que era mágico. Todo lo que dibujaba se convertía en realidad.
Victor.