Al atrio de la Soledad
han llegado los vendedores,
con margaritas, claveles, flores
y con velas de colores.
Los familiares, están de visita.
Los nichos van a arreglar
de aquellos que nunca
han de regresar.
Lloran por los que se fueron
por los que ya no están
por los que un día amaron
y ahora descansan en paz.
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