28/5/08


La batalla de Bailén
Era el martes 19 de julio, mis amigos y yo estábamos jugando en las calles de Bailén. Por la noche, volví a casa y estábamos cenando cuando de pronto dieron la alerta de que nos atacaban los franceses. Entonces mi padre se fue a la batalla y yo quería ir con él; pero decían que era muy peligroso y arriesgado. Al final me escapé de casa y llamé a todos mis amigos para ir a luchar a la batalla. Nos reunimos todos para hacer un plan. Yo dije:
- Como los franceses están atacando por la línea central donde están el General Reding y el General Castaños con sus tropas, nosotros iremos por los olivos escondidos.
Y dijeron todos:
- ¡Hecho!¡Los haremos por nuestro pueblo, Bailén!
Y así se hizo. Llevamos a los olivos y vimos a la caballería francesa. Entonces le tiramos piedras a los caballos, y se asustaron y echaron a correr. Los soldados se caían de los caballos dándose porrazos contra el suelo y rompiendose los brazos y las piernas. Los soldados de la caballería se quedaron en el suelo inconscientes, y seguimos avanzando. Por el camino vimos al General Dupont, que cuando vio a los soldados heridos en el suelo, se enfadó y se fue de nuevo a la batalla. Entonces vi a mi padre en el suelo y fui hacia él. Pero me paré al ver que a su lado había un soldado frances que lo iba a matar. Cogí una piedra grande, me puse detrás de él, y se la tiré a la cabeza. Así salvé a mi padre. Regresamos al pueblo y entramos en mi casa. Mi madre curó a mi padre y se recuperó. Entonces nos dieron la noticia de que habíamos ganado la batalla y todo volvió a la normalidad.

Manuel Zafora Roque

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