Adoro las leyendas y los cuentos
de hadas y dragones,
donde los personajes cobran vida
para que los niños sueñen,
donde la magia no termina.
Y me apasiona Andersen
sus fascinantes historias,
me gusta mirar la placa,
que inauguró el danés embajador:
Allí están el soldadito de plomo,
la sirenita, el ruiseñor
y hasta un falso traje nuevo...
de emperador
que no es nada, por no ser
ni siquiera es...
traje.
Me gusta oír la cuentacuentos,
sentados con mis amigos,
en el suelo de la calle Sevilla.
Escuchar los himnos
que salen de infantiles violines
Y saber que por allí, un día
pasó un cuentista caballero,
con una maleta repleta
de creatividad y fantasía.
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