28/5/08

Descubro la batalla de Bailén.


Era el martes diecinueve de Julio de 1.808 cuando yo dormía plácidamente en mi cómodo cuarto.
Aquella noche, me desperté sobresaltada y salí de mi casa.
Contemplando la hermosa luna y las bellas estrellas escuché caballos y me pareció ver una... ¡bandera francesa!. En ese mismo instante escuché sus voces y me fuí a llamar al gran general pero no me hacían caso. Entonces fui a por paja y varios sombreros, chaquetas, botones y palos.
Construiría un ejército de muñecos de paja. Puse a unos protegiendo la noria que echaba agua, a otros en el cerro y los demás en el centro. Hice cañones con simple y vieja madera. ¡Pues no era difícil! Pensé que se asustarían por lo menos para esta noche, aunque volvieran al siguiente día. Así fue: aquella noche se asustaron y volvieron por la mañana para contratacar. Yo quise luchar; claro, que luchar para una niña de nueve años.... pensarían que mentiría, pero fuí a la granja de mi padre y cogí a mi burro.
Lo llamé Castaños. Me puse un gorro, cogí la pluma de una gallina y me la pegué a un lado del gorro. Cogí los pantalones de mi padre, su camisa, chaqueta y me los puse. Salí a la calle con mi burro pensando que era un veloz caballo. Llevaba las chanclas de mi madre atadas a la cintura con una cinta amarilla. Le puse a mi burro una tela amarilla con franjas grises.
Salí a la calle diciendo mi grito de guerra:
- ¡Fuera de Bailén, o seréis derrotados por mí y mi gran ejército de paja!
Y tirando una chancla de mi madre fui a por ellos.
El General al escuchar eso se asomó a la ventana para ver qué es lo que ocurría. Cuando vio que las tropas francesas estaban aquí en Bailén, salió y llamó a su ejército. Entre el General Castaños, sus hombres, sus caballos, mi burro y yo vencimos a las tropas francesas.
Y todo el pueblo nos tomó a mi burro como un héroe y a mí como una heroína más.

Pepa García Martínez

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