24/1/14

Una visita con sensaciones, olores y sonidos.


VISITA AL MUSEO
Llegó el día de excursión, toda la clase estaba preparada pa ir al museo; todas las mochilas tenían: Bocadillos,agua, chuches, chicles... Nos montamos en el autobús camino a Madrid, para visitar el museo del Prado. Los niños del otro sexto llenaban el autobús de canciones. Pasaron horas y por fin llegamos a Madrid.
Todo era precioso, gente de todo el mundo esperaba para sacar entradas. Madrid estaba pintado de blanco, los árboles tenían un manto del color de la cal, que los abrigaba del frío. Todos estabamos muy contentos, teniamos un cosquilleo en la barriga pero no, era del frío que hacía. Entramos en el museo y una rafaga de aire caliente nos pintaba la cara de color rojo. Todo un edificio lleno de cuadros; era impresionante, grandes pintores tenian allí sus cuadros. El maestro vio las normas y dijo que nos las leyésemos; Era un rectángulo amarillo protegido por un cristal, donde ponía: Que no se podia hacer fotos, tirar cosas a los suelos, no tocar los cuadros, …
Hicimos una fila y fuimos pasando sala por sala. De pronto un olor navega por el museo, todas las personas se tapan la nariz. Era un olor amargo y encima no podías respirar. Pasaron diez minutos y el olor se fue esfumando como fantasmas por las ventanas. Seguimos viendo cuadros. Los focos de la luz no dejaban verlos bien, porque se reflejaba en el cristal. Subimos a la siguiente planta y se oyó un ruido muy fuerte. Un banco que había en una sala se había caído; menos mal que no había nadie sentado. Paso una hora y ya todos estábamos cansados; el maestro nos sacó fuera del museo. Teníamos mucha hambre y nos comimos el bocadillo.
NIEVES

EL AEROPUERTO DE MADRID
Llegó el día, mi hermana Piti se iba de viaje con sus hijos. Ya tenían preparadas las maletas acompañados por mi padre y por mí para llevarlos al aeropuerto de Madrid (Capital).
Cuando llegamos al aeropuerto era alucinante; era grande, olía muy bien y había muchísimas personas. Mis dos sobrinos pensaban que aquello era un parque y empezaron a corretear.
Llegó la hora de pesar las maletas, aunque no hubo ningún problema, y seguimos andando. Anunciaron el vuelo que llegaba de destino a Londres y nos despedimos con mucha pena.
Yo, no me quería separar de mis sobrinos y me los comía a besos como si no los volviera a ver.
Desde las autopistas de los aviones nos dijeron adiós y me puse a llorar porque les iba a echar de menos.
Eran las once de la noche y llamó Piti para decir que ya había llegado. Lo importante es que no les pasara nada.
Ahora hablamos por teléfono y me dice que algún día podre ir con ellos para ver como es Inglaterra, su trabajo, los colegios, las calles, etc..
NIANG



VISITA AL MUSEO.
Llegó el día de ir al museo. Estaba a la vuelta de la esquina de mi casa. La gente salía muy bien arreglada y con muchas joyas. Los hombres iban con su pajarita de lunares o con corbatas, el traje elegante y muy llamativo y esos andares. En cambio las mujeres iban con sus vestidos, muy ataviadas, agarradas del brazo de sus maridos, los tacones bajos.
Las luces se encendieron rápidamente; a mí me encantó mucho, era algo radiante. Las estrellas del cielo brillaban de noche,, sobre todo la luna llena, las casas estaban vacías y frías. Cuando me asomaba a la ventana en la calle había mucho ambiente. Así era como me gustaba ver a mi pueblo. Al fin mi padre se arregló y mi madre lo mismo. Mientras bajamos por el ascensor se oía muchos ruidos: las voces de la gente, los niños jugando, el pregonero. Salí del portal y mi madre se volvió loca, se paraba en las tiendas o en los escaparates. Al fin entró en razón; doblamos la esquina y . . . nos subimos por la rampa, yo le dí las entradas y avanzamos. En la primera sala estaban todos los cuadros de Picasso y Salvador Dalí. En la segunda sala era los últimos rayos de sol; era muy bonito. La que me llamó la atención fue la sala tres. Ese día lo pasé genial.
BEATRIZ

EL METEORITO
Hace muchos años dicen que cayó un gran meteorito en la antigüedad que arrasó por completo la era de los dinosaurios, pero contenía algo. Ese meteorito que no se sabe que es a ciencia cierta y que esta más allá del avance tecnológico. Cuentan que allí un famoso estafador, viejo, sin familia que había estado en prisión ya tress veces y las tres se había escapado. Se construyó un gran y lujoso castillo con todo su dinero se encerró allí y dicen que nunca más salió de ese lugar que estaba encima de la cosa que cayó del meteorito. Pues mi hermano y yo íbamos a por él y a quedarnos con él.
Al entrar un sonido fúnebre y sin vida se escuchaba, el miedo se acaparó. No sé por que mi sexto sentido me indicó que debajo de una lámpara de oro de decorados y grabados había una nota, con papel forrado de plata que en una cara se podía observar un uno y en la otra sigue y la encontrarás y el tesoro hallarás sigue recto y guíate por el dos. Aunque pudimos, mi olfato me indicó dos cuartos de baño, dos, y en una baldosa medio partida se hallaba una nota de plata forrada que señalaba una nueva pista; la pista tres la encontrarás y más arriba la verás, si sueñas hasta el final. Aunque no lo entendimos mis ojos se cerraron y al abrirlos estaba en el dormitorio principal donde encima de una cama rota y desmenuzada se encontraba una nota de oro diferente al resto que ponía : llegaste y acertaste , notas no verás pero el tesoro te quedarás. En el infierno de la oscuridad sentí que yo estaba rozando aquel deseado y codicioso tesoro. Pero no había descubierto el tesoro final. Esta vez nada me ayudó excepto mi propia mente. Al leerlo varias veces y con detenimiento lo conseguí. Estaba en aquel sótano con la puerta rajada y destrozada y con un aire de misterio.
Entré con sigilo y cautela y a la vez con bastante miedo. Un leve y triste crujido al bajar los peldaños uno a uno; se fue extendiendo un halo de luz. Un cofre de joyas y diamantes se divisaba en el fondo de aquel tenebroso y asustadizo pasadizo. Encima tenía una nota con papel normal y resquebrajado. Al leerlo ponía: “ Aunque no lo parezca el mayor tesoro no es la riqueza, es la intención, aquí dejo lo que he buscado toda mi vida y esto no se vende ni se compra. Al abrir esa abertura no había nada. Pero para mí estaba el mejor tesoro de todos, la inteligencia y experiencia que me llevé de aquel cofre del tesoro mágico.
Victor

LA CASA ABANDONADA
Erase una vez do niños llamados: Alberto y Alejandro. Una noche fueron a una casa abandonada. Alex era el mas "cagao" y Alberto era el más atrevío. Entraron en la casa ; estaba llenas de telarañas, con arañas de 6 cm. Llegamos a unas escaleras , las subimos y vimos una rata de veinte cm. Entramos en una habitación. Había un esqueleto. Se nos cerró la puerta. Alex estaba temblando, pero Alberto lo estaba tranquilizando. De pronto se oyó un ruido como uuuuuu. Intentamos abrir la puerta. Así que nos saltamos por la ventana. Cuando estabamos abajo, nos fuimos a nuestras casas corriendo. Al día siguiente, fuimos otra vez a la casa. Era de día, entramos y descubrimos que el esqueleto ya no estaba y se nos subíó una tarántula. Yo me la cargué y Alex le pegó una patada. Alex era un gran fan del R.Madrid. Se fueron y al día siguiente hablaron de acercarse por la noche. Entraron en la casa. Había una rata muerta sin ojos. Entraro en la habitación; el esqueleto estaba sentado en el sofá y ahora no había uno sino dos y el otro estaba sentado en la cama. Se quitaron las máscaras. Eran 2 ladrones. Tenían oro y joyas. Se salieron de la casa y llamaron a La policía. Tardaron una treinta minutos en llegar al sitio. Entraron en la casa y los ladrones salieron con las manos arriba. Ya no había más miedo. Y asi acaba esta historia.
Alberto

Había una vez un niño llamado Ángel con seis años que iba acompañado por un perro llamado Jam. Ángel era un niño con ojos marrones como el barro, con el pelo rizado de color negro y un poco “tostao” como las tostadas y su perro tenía el pelo rubio-castaño y negro.
Iba a casa mi abuela llamada Yaki y tenía 90 años y con pastillas para todas las enfermedades. Ángel fue a darle un beso y se comío un poco el suelo y se puso a llorar y la abuela Yaki dijo:
-No llores niño mío.
Ángel dejó de llorar y fue para su casa y se subió encima de Jam.
En un rato quería hacer pis y le atacó un león que tenía los ojos como la sangre y sedienta boca de carne y le venció y se comío una rama. Llegó a su casa y en la entrada había un gorila tan gordo como King Kong y le venció porque se dió en la cabeza con un árbol. Se refugió en su casa y fue feliz.
JORGE

EL GRAN HOSPITAL ABANDONADO
En el gran hospital abandonado, allí estaba Francisco y su amigo Alejandro. Por los pasillos caminaban asustados. Había un reloj de cocina colgado encima de una puerta, con los cristales rotos como si fuera un aviso de... Alejandro asustado tropezó y se cayó, Francisco lo ayudó a levantarse y siguieron el camino aterrorizados. En una habitación había una mesa con manteles húmedos y manchados de rojo; podía ser sangre, ellos salieron corriendo de aquella habitación. El olor era cada vez más inaguantable; olía a tierra mojada mezclada con una pizca de olor a muerto. Llegaron al ultimo cuarto, en el había un espejo tirado y roto. De pronto se oyó un ruido “plash” como una puerta cerrarse, salieron del hospital a toda prisa y en el cruce se despidieron. Francisco se fue hacia la izquierda y Alejandro hacia la derecha haciendo una cruz gigante.

FRANCISCO

LA CASA ABANDONADA
-Ya casi estamos, un momento...
-Esto esta muy oscuro..
Marcos y Rosa, dos amigos en busca de aventura atraídos por el aburrimiento. Conocían una casa sucia en la que no vivía nadie.
-Mmm...
Paseaban por un camino pútrido rodeado por un bosque lleno de árboles tenebrosos. Cuando se acercaron a las escaleras de esa vieja casa: “¡scuik!” Con miedo y despacio las subieron con pisadas lentas “¡niick!
  • Ya estamos . . . dentro . . .
  • aún no … entramos.- quería decirlo con fuerza, pero le daba miedo que todo eso se derrumbara las dos avanzaron con valor hacia delante; contra más se acercaban a las grandes escaleras que subían al segundo piso más fuertes eran sus latidos
  • Creo que deberíamos retroceder …
  • ¡ No! … Perdón … ahora no.
  • ( respirando hondo) esta bien
Se iba acercando. En cada paso un chirriante sonido en el suelo les intimidaba. Cuando ya estaban decididos a subirse mirando intensamente se abrazaron y ascendieron ¡ Miauu! ¡ Miauu!
  • ( Tragando saliva) … ¿ Que fue eso?
    Un maullido amenazador se acercaba junto con los crujidos de esa casa sin dueño. Al terminar las escaleras y llegar a la habitación una luz parpadeante se divertía balanceándose de un lado a otro, con un suave balanceo. Con cada pequeño sonido, sus pupilas se alargaban como si gotas de agua congeladas fueran.
  • Mira …- decía señalando a una zona pantanosa en la habitación
  • Ya no hay salida...
    Con cautela volvieron a cruzar la casa hasta el camino, entonces soltaron un gran suspiro y se relajaron. Pero se preguntaban que había sido de aquel agudo y misterioso maullido de la casa.
MAGDALENA

LA FÁBRICA ABANDONADA
El otro día fui con mi amigo Luis a una fábrica abandonada. Al llegar allí una sensación nos corrió desde los pies hasta la cabeza. El aire soplaba y algún que otro barrote se movía. Seguimos andando con paso lento. De repente empezó a llover y nos refugiamos en un viejo edificio que olía a moho y humedad. Casi todas las paredes estaban casi derrumbadas y el tejado tenía goteras. Terminó de llover y cuando salimos todo estaba mojado. Se escuchaba a las ratas correr y saltar por todas partes. Una gran sombra apareció por detrás de una excavadora y nos asustamos. Salimos corriendo y nos marchamos de allí. Luego hablamos de lo que habíamos visto... Fuimos a casa y se lo contamos a mis padres. Nos dijeron que ahí vivía un hombre llamado Juan el gordo y todos nos reímos. Al día siguiente fuimos a la escuela y se lo contamos al maestro. Nos contó que Juan el gordo era amigo suyo y que la fábrica había sido de su familia.
Manuel Jesús.

LA CASA ABANDONADA
Mi amigo y yo nos dirigíamos aterrorizados, hacia una casa abandonada, situada en una solitaria y amplia explanada. Al entrar, detectamos un quemado olor, como si la casa hubiese sido habitada en unos siglos pasados. Todo estaba muy oscuro, y sentíamos como nos tocaban, allí donde no se encontraba nadie. Escalera, tras escalera, subimos a la segunda y última planta, donde se podían oír voces espirituales y cómo se cerraba la puerta, por dónde entramos. Se oyó cómo un crujido espeluznante, y nos sentimos mi amigo y yo observados bajo la oscuridad de la habitación. Poco a poco fuimos andando hacia delante y de casualidad y rareza sentí cómo alguien en voz baja me decía: ”seguir recto, y podréis salir de aquí “. Le hicimos caso y gracias a Dios nos encontramos una linterna, que astutamente cogimos para poder escapar de aquel misterioso, y a la vez escalofriante lugar, en el que no volveríamos a entrar.
Manuel José

El bosque
Un día nubloso y oscuro decidimos ir al bosque Victor y yo, Nos sentamos en un tronco sucio caído en el fondo. Sentía miedo, temor, angustia desesperación. Vimos los cantos de un pájaro negro y empezó a anochecer.
Caminamos y se oían el sonido de los ramas crujidas.
El corazón nos iba a cien. El sudor se nos caía de la frente y caí en el suelo. El olor era como a flores secas y mustias. De repente, oímos un aullido atronador. Era como si cada vez estuviera más cerca de nosotros. De pronto caí al suelo y me hice un arañazo. La sangre fluía y fluía como una fuente, roja como una amapola. De repente cayó un rayo, me iluminó y caí al suelo... era el sol la fuente dorada. Ya se había hecho de día y conseguimos salir de aquel tembloroso lugar. ¡ Lo que había echado de menos mi humilble morada ! Me arrodillé ante el suelo y lo besé. Estuve tres días sin comer ni beber. En ese momento me caí al suelo con una sonrisa en mi cara y una mariposa en mi mano.
Rosana

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