Los
tejares de ladrillos han sido durante muchos años el sostén de la
economía local de Bailén por los años 1945 al 1950. En aquellos
años se sacaba el barro del barrero cavando con azadas y espuertas,
y transportándolo a las torvas de la máquina con mulos y borricos.
Aquí empezaba el proceso para fabricar los ladrillos. Este barro se
echaba a la torva y salia hecho ladrillos por la boca de la máquina,
donde había 4 o 5 muchachos con unas vagonetas para llevarlos al
sol. Había que ir tapándolos para que no se rajaran, todo el
trabajo que se hacían en estos tejares era muy muy duro, ya que
había que estar corriendo al menos 10 horas dándle avió a estas
maquinas. Después cuando se secaban los ladrillos, se encargaban de
meterlos en el horno una cuadrilla de hombres de 8 a 10 con carrillos
de manos, y después con vagonetas, teniendo que aguantar estos
hombres las altas temperaturas del horno y las del verano. A la vez
que había que ir corriendo para terminar pronto la tarea, como dije
antes era un trabajo muy muy duro. Luego para cargar los ladrillos a
los camiones, había otra cuadrilla de hombres de 4 a 6 que se ponían
por parejas, uno se ponía abajo dándole corros de ladrillos al otro
que estaba arriba, así 10 horas y todo el día corriendo. Y por
último estaban los horneros o cocedores que se encargaban de cocer
los ladrillos echándole con una balanza a mano orujo por las
boquillas del horno. Poco a poco se hicieron fábricas de muy buen
ver, y Bailén se convirtió en un gran centro ladrillero, donde por
la gran demanda del ladrillo, se tuvo que acudir incluso a la renfe
para transportarlos. Ya
las formas de trabajar fueron cambiando, los mulos, borricos y
hombres cavando, fueron reemplazados por excavadoras y camiones.
Aquellos
muchachos que tenían que darle abasto a las galleteras con vagonetas
corriendo a destajo. Hoy ya van montados en motocarros al jornal.
Aquellos hombres que tenían que meter los ladrillos a mano dentro del horno teniendo que soportar temperaturas muy altas , además de las del tiempo y el trabajo físico que suponía, hoy gracias a dios todo este trabajo lo hacen las maquinas.
Y hasta tal punto que la mayoría de las fabricas que hay hoy ida en Bailén, están completamente automatizadas y prácticamente el hombre no toca el ladrillo.
Beatriz
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